Después de esto, ¿tu quieres ser rata o marinero?

¿Porqué no se conservan vídeos de las actuaciones en directo de María Callas?
29 mayo, 2019

© Émily Cauwet-Lafont

Hoy he leído a un compañero cantante, al que quiero y admiro, preguntarse para qué levantarse de la cama y continuar luchando, cuando en estos momentos, probablemente nos queden varios meses antes de volver a subir a un escenario y recuperar una vida, que por competitiva, superficial y mediática, cada vez le produce más rechazo. Un sentimiento que creo, todos los amantes de un arte con el que además nos ganamos la vida, hemos sentido en algún momento.

La industria en ocasiones, puede producir mucho rechazo a los artistas. Cuando se está en una producción en la que el objetivo común es el espectáculo, si debes saltar, el equipo se convierte en tus alas, red y trampolín; ayudándote a alcanzar objetivos que jamás creíste posibles en el mejor de tus sueños. Otras, cuando el objetivo es que todo un equipo le masturbe el ego al rey del baile, y este por supuesto, ni es la música ni el texto al que probablemente le has dedicado un mínimo de 3 meses de estudio diario (cuando no, años); la misma industria puede parecer la dinamita de tus cimientos, salud y sueños. Una piscina infinita de podredumbre, alimañas y cristales, por la que hay que bucear sin descanso ni oxígeno de apoyo. Ahogándote sin poder respirar y rasgando tu propia piel con cada brazada, mientras los bichos se alimentan de la sangre que brota de tus llagas. Al llegar a casa, agredido física y psicológicamente, violado, desnutrido y vacío, con suerte tras esperar un mes, llegará un sueldo con el que a duras penas pagarás tus impuestos, a tus abogados, la consiguiente terapia y los siguientes meses de rehabilitación. Pero chicos, malas noticias: el arte es transmisión, y como todo mensaje, necesita un destinatario como razón de ser, y para llegar a él, necesitamos a la industria. En cualquiera de sus expresiones. Por lo que sí, tu también eres parte de ella.

Veréis, cuando iba a contestarle privadamente, he pensado que quizás podía compartir mis pensamientos al respecto y conocer los vuestros para seguir aprendiendo. Porque pese a que hasta ahora pudiera sonar totalmente fatalista, de verdad creo que estamos ante una situación, que aunque sin duda es durísima, también es una oportunidad para clarificar nuestras necesidades y porque si no me compensase, me dedicaría a otra cosa. Voy a tratar de explicarme:

Todos habréis oído aquello de "Cuando un barco se hunde, las primeras en saltar al mar son las ratas", y no traigo la cita por tratar de comparar a algunas personas con esas ratas en negativo. Si bien estas son una suerte de parásitos para la tripulación del barco, estas simplemente han acabado allí, por azar o buscando su supervivencia. Lo importante de la cita, es que para las ratas, el barco no es su prioridad: su prioridad es sobrevivir, con barco o sin él.

Si en estos momentos, dudas si deberías saltar al mar, yo te pido que saltes y lo abandones. Porque creo que este es uno de los verdaderos problemas de nuestra industria (y de muchas otras). La profesionalización hace que perdamos de vista los compromisos y objetivos reales. Poniendo como meta el dinero, olvidamos que nuestra meta es el proceso. En mi alegoría, el barco es el Arte y el Artista (pero también el gestor, el director, el técnico o cualquier otra pieza fundamental para que se produzca el teatro o la música de concierto, por ende también el público objetivo, ocasional y menos, el excepcional o fortuito) el marinero, que tiene como prioridad, la supervivencia del barco, del Arte. Incluso cuando para mantenerlo "a flote", anteponga la propia integridad, la propia vida. ¿Se entiende?

Vaya por delante que no me refiero particularmente a presupuestos. Tampoco digo que no haya que cobrar y pueda cualquiera aprovecharse de nuestra ilusión, compromiso y necesidad de cantar por puro y sincero amor al arte. Facturas tenemos todos y este trabajo, bien hecho, precisa de preocupación, ocupación y postcupación total. Por lo que lo justo es que hasta el último esté pagado, y bien pagado. A colación y méritos aparte, tampoco es justo que a algunos, trabajar les cueste la salud y la integridad física, y a otros, les lluevan del cielo discos y portadas de revistas (patrocinadas o no, por variopintos mecenas, sponsor, sugardaddy, mammy y/o viceversa).

Mirad, son tiempos complejos. En mi caso particular, por ejemplo, he sufrido un desplazamiento del calendario, cuando no cancelación, que ha vaciado por completo el resto de mi año 2020. Esto significa que por ahora, solo van a haber ingresos de los discos y de las reproducciones en Streaming (iTunes, Spotify, Deezer... ) y que este año, me tocaría vivir de lo que he trabajado de Enero a Marzo (ni sueldo a final de mes, ni mucho menos pagas para las vacaciones). Los artistas vamos a seguir pagando cada mes la cuota de Autónomo, Alquiler, Hipoteca (o ambas), además de agua, luz, teléfono e internet, y si queremos sobrevivir cuando todo esto pase, hay que seguir pagando acciones de comunicación, formación, entrenamiento vocal y físico, cuidados estéticos, sesiones de fotos y demás contenido audiovisual, fotos, audios... La diversión está garantizada, sobretodo cuando no sabes si vas a volver a trabajar. Porque por positivo que uno sea, cabe esa terrible posibilidad. Toca vivir de los ahorros, que en esta vida nómada nuestra, os puedo asegurar que son escasos. Así que por muchas propuestas y llamadas que haya encima de la mesa (muy agradecido), entiendo a mi amigo, porque no sé de qué vamos a vivir hasta avanzado el 2021. Lo único asegurado hoy, son mis propias producciones, que están aseguradas porque dependen financieramente de mí. Así que incluso cuando todos abandonen el barco, yo seguiré remando para entregárselas al poco o mucho público que venga a verme (y como yo, muchos otros).

Descansar es necesario, positivo y saludable. Pero luego hay que preguntarse, qué queremos hacer con nuestra vida. Si no encuentras la motivación para levantarte de la cama, te aconsejo cambiar de objetivo. La vida es demasiado corta para ser infeliz todos los días.

Si tu objetivo te satisface y está claro en tu cabeza, poco a poco, volver a entrenar, leer, estudiar, producir y/o cantar, será natural y satisfactorio (no digo fácil, pero si solo quieres cantar cuando hay dinero detrás... déjalo ahora que puedes).

Si no lo necesitas ahora, ¿Para qué hacerlo hoy o mañana, o de aquí a un mes? ¿Para qué sentirse insatisfecho y frustrado todo el tiempo?

Si realmente es para ti una necesidad, estoy seguro que volverás a encontrar la llama, pero hay que recuperar el foco original, el motivo por el que empezaste este camino, el fuego que te inspiraba cuando pensaste dedicarle tu vida entera a un objetivo incierto por la mera satisfacción de cantar. Ese motivo es el más importante y el que jamás podemos olvidar si queremos continuar.

Uno ES ARTISTA o NO LO ES. No hay termino medio. No caben porcentajes. El arte al que te dedicas te define y sin ese sustantivo, no puedes definirte. El Bailarín necesita bailar (siempre), el pintor pintar (siempre) y el cantante cantar (siempre). Y no hacerlo, es un ejercicio para poder volver a hacerlo, porque no hacerlo, no cantar, pintar, bailar, dirigir, escribir... es un sacrificio, es forzarse, obligarse a NO SER.

Yo estos días estoy cantando una media de 4 horas al día, y antes, quizás lo hacía unas 6. Jamás con el objetivo de llegar a final de mes, ni una sola vez (eso es solo una consecuencia, y créeme que llega, pero si ese fuera mi objetivo, habría dejado esta profesión hace años). Ahora que mi situación es más incierta que nunca, que vivo en un país que me ha abandonado, SIEMPRE (no ahora por el Covid-19), a mi el estado solo me ha dado una cosa: Impuestos a deber. Ahora continúo disfrutando del estudio por el mero hecho de continuar.

En Catalunya, en España y en el Mundo entero, la mayoría de los artistas o se dedican a otras cosas además de esto, o pasan hambre por mucho tiempo. Una sola clase de canto de alto rendimiento, puede costar una media de 100,00 €, lo que se cobra por un concierto (preparación, ensayos y actuación incluida) en el mejor de los casos, hasta labrarse un nombre (Si es que cobran). ¿Cuántas horas de clase se necesitan para cantar decentemente una pieza de 2 minutos? Cientos. ¿Y de estudio? Miles.

Hagamos unos calculos juntos: Poned que tras 10 años de formación en los que gracias a becas, familiares o mecenas, no hemos pasado hambre y además hemos tenido la suerte de poder cantar un par de papeles con los que nos hemos ganado un poquito de respeto de la profesión, la crítica y el público. Solo el suficiente como para justificar ser requeridos para cantar papeles extensos, y poder exigir a quienes nos contratan, un caché medio: unos 6000,00 € por función. Y que hacemos 3 funciones por producción, tras un mes de ensayos. Ahora pon que tu agente artístico y tu agente de prensa, te dedican tiempo de verdad y como sois un equipo estupendo, conseguís 4 producciones al año. Eso serían unos 72.000,00 € al año.

Suena bien ¿No?

Vamos a continuar con el supuesto: de cada producción resta un 20% (siendo generosos) para tus representantes que te han conseguido lugar mediático y profesional. Uno justifica al otro y viceversa, y sin uno, el otro no es viable. Resta un iva del 21% como Autónomo (si no tienes ¿la suerte? de estar dado de alta en el Régimen General, lo que restará aún más porcentaje a tu caché; recuerda que cobras en bruto). Ahora resta la cuota mensual de Autónomos. Pon que pagas 200 € (2.400,00€/año). Ahora resta los billetes de avión y tren, para llegar a la gran capital donde vas a trabajar (si viajas con familia, multiplícalos por dos o tres). Por cierto, en esa magnífica ciudad (para tener teatro o auditorio) debes costearte una residencia, dietas y transportes por un mes de ensayos, si no vives al lado del teatro y allí mismo puedes acercarte a un supermercado (-500€), porque todos los días en un restaurante aún sería peor. Ah, alojarte en según qué ciudades vienen siendo unos 2000 € por mes si se reserva y paga con tiempo (si te cancelan o te tienes que ir forzosamente a mitad de ensayos... dinero perdido -sorry not sorry- ). Ahora añade otros costes como cuidados estéticos y gimnasio (para dar en el papel), profesor de canto, preparador musical, profesor de dicción para tener el texto correcto antes de llegar al teatro y después para preparar el siguiente repertorio... Ahora suma los costes familiares y personales que tiene todo el mundo, porque sí, también vamos al baño a hacer pipí, nos duele la cabeza, tenemos dolores musculares por el entrenamiento o un mal gesto en los ensayos... esas cosas.

¿Que puedes ahorrar? Pues sí, portándote muy bien porque con suerte serás mileurista. Pero tranquilo, la vida monacal que necesitas llevar para estar sano y estudiar lo que te toca ayuda.

Señores, esta profesión es deficitaria y se hace por pura necesidad espiritual, emocional y también física.

Nosotros hacemos esos sacrificios porque es una parte indisociable de nosotros mismos y porque el mero hecho de andar sumergidos en ello, en la música y en el teatro, nos nutre más profundamente que cualquier lujo o placer que la vida nos pueda ofrecer. Por no hablar de lo que es para nosotros un segundo ante el público y encima de esas tablas❤️

Nuestro más grande reto y frustración, es aprender a hacer convivir esta enorme cantidad de responsabilidades y necesidad de vivir por y para el canto, con las necesidades familiar-afectivas, que tampoco puede uno abandonar porque sería injusto con tus personas amadas y ¡porque estarías más solo que la una!

Pero yo canto porque si no canto, no soy y si no soy, no existo.

Lo demás, el compartir con el público (poco a poco y cada vez más numeroso) de nuevo y que nos paguen por ello, volverá. Si es que tiene que volver y sino, pues seguiré encontrando mi motivación y mi felicidad, abriendo una partitura nueva o vieja, cada día, para sentirla vibrar en mi cuerpo yéndome a Babilonia, Egipto o Constantinopla, vestido de guerrero en mi cabeza. Volver a la vida profesional pública, no es mi preocupación, porque yo no he dejado de trabajar hoy como lo hacía hace un año. Mi preocupación es en qué condiciones quiero volver. Esa sí que es nuestra verdadera responsabilidad. Volver mejorando condiciones y protegiendo nuestro barco. Tan resplandeciente, bello y necesario. Porque las ratas que infestaron sus bodegas, volverán tras la tormenta, exhaustas de nadar, aunque en la próxima tormenta, saltarán de nuevo y sin dudar.

Que no decaiga compañeros, mantengamos el barco a flote y nuestras voces listas para surcar los mares de los sueños de un público, que más que nunca necesita viajar a través de la magia heredada de los genios compositores y libretistas que dan sentido y ocupación a nuestras vidas. ¡Vamos!

 

4 Comments

  1. MARIUS SUÑOL PEREZ dice:

    Un pensament molt pero molt intersant Victor, gairebé m’has emocionat dic seriosament.
    Ets admirable com a persona com a cantant i et mereixes superar aquesta epoca tant dolenta per tots i conta que desde ara mateix anire a tots els teus concert que em sigui posible, ves informant del que faas en streaming porfa, Molta força.

    MARIUS SUÑOL PEREZ

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *